En las políticas e iniciativas actuales en materia de Responsabilidad Social Empresarial resulta imprescindible preguntarse cómo preparar a una sociedad ante el envejecimiento de su población
Es innegable y apremiante la necesidad de resolver los
graves problemas actuales. Esto con frecuencia onnubila la mirada hacia temas
de alto impacto para la sociedad, en el mediano y largo plazo. La reflexión acerca
del país que queremos y podemos ser amerita también claridad en cómo
capitalizar la oportunidad histórica del bono demográfico, para la convergencia
de enfoques en materia de responsabilidad social y desarrollo sostenible.
Celebro al equipo de RSE Venezuela por la iniciativa de abordarlo en esta
edición.
A los jóvenes de hoy les corresponde buena parte de las 169 tareas que la humanidad requiere para lograr los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible
En contrapartida, de no usarlo, a las carencias del
presente se sumaría las consecuencias de una mayoría envejecida, con defectuosa
calidad de vida, bajo niveles de educación y lo peor, con una deplorable salud.
Los costos de ese escenario, para el país, serían muy elevados.
Desafíos
globales y locales
El rol de los jóvenes en el
futuro de la humanidad es parte de la discusión global. En los llamados
“millenials” recae buena parte de las 169 tareas para lograr los 17 Objetivos
del Desarrollo Sostenible, en el 2030. No sólo como target o beneficiarios
directos, sino también como agentes e impulsores de cambios. Motivación sobra.
Distintos estudios muestran, por ejemplo, que 9 de cada 10 jóvenes cambiarían
su preferencia de marca si está asociada a una causa social, y la promovería en
sus redes. Mientras que en la selección de un empleador se comportarían de
igual modo.
Como contexto, el mundo que les toca vivir - el de
la Cuarta Revolución Industrial- acarrea grandes riesgos, identificados por el
Foro Económico Mundial como el cambio climático, las armas de
destrucción masiva, el estrés hídrico, los movimientos migratorios, la cibercriminalidad
y la alteración de la biología. Es un planeta signado por la velocidad de los
cambios, la creciente digitalización de la cotidianidad, amén de un entramado complejo,
abundante en desafíos y retos morales. Éstos demandan fortalezas personales,
además del conocimiento técnico y competencias laborales o empresariales.
Tales amenazas conectan con debilidades o
desequilibrios económicos, capaces de desatar directa o indirectamente, olas de
conflictos y violencia, los cuales de albergar elementos de fanatismo político,
religioso u otro, alientan conductas de exterminio.
Durante Davos 2016 se insistió en la educación como
base para evitar la seducción del mesianismo y el dinero fácil e ilícito, de las
ideas totalitarias y el extremismo. De la obediencia ciega en sí. Ningún país
está blindado ante ello. Pero algunos son más susceptibles que otros, al igual
que los diferentes grupos sociales y tipos de personalidad.
En el caso venezolano, aunado al deber de resolver
los rezagos sociales, se encuentra la necesidad de conexión entre las prácticas
de la RSE con tales desafíos y transformaciones globales, especialmente en lo
que a jóvenes concierne. Estén donde estén ubicados y sin brechas entre unos y
otros para evitar la división entre incluidos y excluidos, en cualquier sentido.
Es importante además tomar en cuenta el incentivo a la innovación, al
razonamiento argumentado, la crítica respetuosa, la mente reflexiva y la
colaboración (con o sin el uso de la tecnología).
Dar herramientas de responsabilidad individual para
la toma de decisiones éticas y construir proyecto de vida con visión, firmeza y
autoconducción. Aquí vale mucho el aporte del adulto mayor, al transmitir su sabiduría
o acompañar a quien lo necesite. Su rol en la capitalización del bono está en
la conversación inter-generacional, en una actitud de enseñanza, y de apoyo respetuosamente
recíproco.
Xiomara Y. Zambrano
@xiomarayamil
publicado en http://www.rsevenezuela.com
Comentarios
Publicar un comentario