El bono de la juventud: nuestra oportunidad

En las políticas e iniciativas actuales en materia de Responsabilidad Social Empresarial resulta imprescindible preguntarse cómo preparar a una sociedad ante el envejecimiento de su población


Es innegable y apremiante la necesidad de resolver los graves problemas actuales. Esto con frecuencia onnubila la mirada hacia temas de alto impacto para la sociedad, en el mediano y largo plazo. La reflexión acerca del país que queremos y podemos ser amerita también claridad en cómo capitalizar la oportunidad histórica del bono demográfico, para la convergencia de enfoques en materia de responsabilidad social y desarrollo sostenible. Celebro al equipo de RSE Venezuela por la iniciativa de abordarlo en esta edición.
 A los jóvenes de hoy les corresponde buena parte de las 169 tareas que la humanidad requiere para lograr los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible

Aunque el bono es un privilegio histórico para toda América Latina, en Venezuela el reto de capitalizarlo es mayor. Se trata de un período de 40 años, en el cual la población en edad de trabajar es mayor a la dependiente (niños y adultos mayores). Empezó a correr en el 2010 y se estima que alcanzará su pico en el 2022. Es el momento más propicio de una sociedad para generar riqueza, ahorro, inversión y en general para la siembra del progreso constante. De aprovecharlo, las ganancias no se circunscribirían sólo a lo económico, porque derivaría en transformación y arraigo de pilares culturales mucho más profundos como la confianza, la transparencia, el sentido de cooperación y entendimiento. Una nación crece exponencialmente cuando su gente se caracteriza por la férrea voluntad de superación, mediante el aprendizaje con sentido de co-responsabilidad, entre otras ventajas.
En contrapartida, de no usarlo, a las carencias del presente se sumaría las consecuencias de una mayoría envejecida, con defectuosa calidad de vida, bajo niveles de educación y lo peor, con una deplorable salud. Los costos de ese escenario, para el país, serían muy elevados.

Desafíos globales y locales
El rol de los jóvenes en el futuro de la humanidad es parte de la discusión global. En los llamados “millenials” recae buena parte de las 169 tareas para lograr los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, en el 2030. No sólo como target o beneficiarios directos, sino también como agentes e impulsores de cambios. Motivación sobra. Distintos estudios muestran, por ejemplo, que 9 de cada 10 jóvenes cambiarían su preferencia de marca si está asociada a una causa social, y la promovería en sus redes. Mientras que en la selección de un empleador se comportarían de igual modo.

Como contexto, el mundo que les toca vivir - el de la Cuarta Revolución Industrial- acarrea grandes riesgos, identificados por el Foro Económico Mundial como el cambio climático, las armas de destrucción masiva, el estrés hídrico, los movimientos migratorios, la cibercriminalidad y la alteración de la biología. Es un planeta signado por la velocidad de los cambios, la creciente digitalización de la cotidianidad, amén de un entramado complejo, abundante en desafíos y retos morales. Éstos demandan fortalezas personales, además del conocimiento técnico y competencias laborales o empresariales.

Tales amenazas conectan con debilidades o desequilibrios económicos, capaces de desatar directa o indirectamente, olas de conflictos y violencia, los cuales de albergar elementos de fanatismo político, religioso u otro, alientan conductas de exterminio. 

Durante Davos 2016 se insistió en la educación como base para evitar la seducción del mesianismo y el dinero fácil e ilícito, de las ideas totalitarias y el extremismo. De la obediencia ciega en sí. Ningún país está blindado ante ello. Pero algunos son más susceptibles que otros, al igual que los diferentes grupos sociales y tipos de personalidad.  

En el caso venezolano, aunado al deber de resolver los rezagos sociales, se encuentra la necesidad de conexión entre las prácticas de la RSE con tales desafíos y transformaciones globales, especialmente en lo que a jóvenes concierne. Estén donde estén ubicados y sin brechas entre unos y otros para evitar la división entre incluidos y excluidos, en cualquier sentido. Es importante además tomar en cuenta el incentivo a la innovación, al razonamiento argumentado, la crítica respetuosa, la mente reflexiva y la colaboración (con o sin el uso de la tecnología).

Dar herramientas de responsabilidad individual para la toma de decisiones éticas y construir proyecto de vida con visión, firmeza y autoconducción. Aquí vale mucho el aporte del adulto mayor, al transmitir su sabiduría o acompañar a quien lo necesite. Su rol en la capitalización del bono está en la conversación inter-generacional, en una actitud de enseñanza, y de apoyo respetuosamente recíproco.  

Xiomara Y. Zambrano

@xiomarayamil

publicado en  http://www.rsevenezuela.com

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